sábado, 24 de febrero de 2007

Propósitos de cosas imposibles


Bueno amigos, Ya estamos en el 2007, ha pasado un nuevo año y es curioso ver com el tiempo transcurre a la velocidad del AVE (bueno, quizás este no sea un buen ejemplo perdonen) mientras que los deseos y propósitos de las personas no cambian ni caducan, por muchos años que pasen. Y es que yo he llegado a la conclusión que el ser humano es un aburrido. Si, si, como lo leen, somos aburridos. Podríamos improvisar cosas nuevas, no sé, por ejemplo, este año, me propongo ir de safari por el Congo, ligarme al guía autóctono de allí, fundar con su experiencia un zoo en Albacete y forrarme en seis meses. ¡Eso si es un deseo carai! Eso si es un propósito original para empezar una nueva etapa. Pero no, nosotros empeñados en pensar lo de siempre: que si este año me portaré bien con mi hermanito, que si voy a ayudar más en casa, que si no discutiré tanto con mi mujer, que si no pediré más aumentos de sueldo (o directamente no le pediré al jefe que me pague lo que me debe que es lo más probable) o por ejemplo que no me meteré más con mi suegra. Vamos a ver amigos, seamos serios. Eso no se lo cree ni el mismo Papa Noel. Tu vas a Papa Noel y le dices: perdone, oiga, nada que le he visto entrar por la chimenea y aprovecho para decirle que este año voy a ser bueno y no haré enfadar a mi mujer. Lo más probable es que el hombre te diga: pues a ver si es verdad porque últimamente está más sosa en la cama. Y entonces es cuando te darás cuenta que eso de que Papa Noel trabaja una vez al año és mentira, vaya, leyendas urbanas.

Pero bueno, la verdad es que como sigo viendo a la humanidad entusiasmada con esto de hacer nuevos propósitos cada vez que despedimos un año, me he permetido el lujo de hacer un estudio acerca de cuales son las prioridades de la gran mayoría de la gente. Si, si, no me lo agradezcan de verdad, es que en casa me aburro mucho. Pues nada, tras horas y horas de análisis he llegado a dos conclusiones: de la primera no me acuerdo pero les prometo que si en este mes recuerdo algo se la escribo para el próximo artículo. La segunda es clara, los dos pilares a la hora de proponerse algo para el nuevo año son dejar de fumar e ir al gimnasio. Vaya, las mismas que en el 2004, y en el 2003 y en el 2002 y así sucesivamente hasta llegar a su fecha de nacimiento. (Ejemplo gráfico: si usted tiene 30 años, sería lo mismo desde el 1976. Como puede verse dejamos un año de margen por si alguien nace el día 2 de enero y otro más por si durante ese año nadie le ha enseñao la palabra fumar y gimnasio).

Vamos por partes como decía Jack el Destripador (esta es la única gracia del artículo que está copiada, si no les gusta, las culpas a otro). Lo de dejar de fumar no es un propósito, directamente es una utopía. Ya lo decía esto un gran amigo mío, Descartes, al cual aprovecho para mandar una salutación y una nuevo ramo de rosas para su tumba:Dejar de fumar es fácil; yo lo he dejado 1200 veces. Pues eso, lo mismo. Por favor, no hagan deseos de cosas imposibles. Yo les aconsejo justo lo contrario. Digan por ejemplo: Este año, pienso fumar el doble. Y ya está. Si luego no llegan a las cifras, su conciencia se lo agradecerá. Eso si, como acaben fumando el doble van a tener que cambiar de médico y de pulmón.

Y luego tenemos mi preferida. «Este año, me apunto a un gimnasio para rebajar estos quilitos de más». Si usted se acaba apuntando a un gimnasio los únicos «quilitos» que rebajará son los de su cuenta corriente, porque se dejará el sueldo del mes y encima irá una media exacta de 0,003 por semana (que equivale al día que fue para inscribirse y al día que su mujer le dijo, cariño, hoy te tendrías que duchar en el gimnasio porque tengo el baño limpio).

Y es que lo del gimnasio es como una pesadilla que se nos repite cada día. Gracias a ello nos damos cuenta de lo originales que podemos llegar a ser. Si, si, no pongan esa cara. Vamos a ver, teniendo en cuenta que el ejercicio más dificil que hay en el gimnasio es borrarse, usted acabará inscrito un año entero. Es decir 365 días. A excusa por día, tenemos 365 excusas distintas del porqué usted no ha podido ir hoy. Fantástico. O al menos eso pensamos hasta que se estropea el ascensor y tenemos que subir andando. ¿Baja forma? ¿Mala conciencia? No, simplemente que usted es el presidente de la escalera y se va a comer todo el marrón.

Así que amigos míos, desde estas líneas les invito a que de cara a nuevas ediciones sus deseos también se renueven. Será lo mejor si no quieren empezar el año sabiendo que sus pretensiones no se van a cumplir. Yo acabo esta reflexión deseándoles a todos un feliz 2007 y poniéndome como propósito que alguien pueda sonreir con la lectura del artículo. Yo lo he intentando y no me ha hecho ni puñetera gracia.

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